domingo, 15 de marzo de 2015

PRIMAVERA 2015. ¿OTRA VEZ RINITIS?


 

J.A. Bosquet Ariza (Farmacéutico. Farmacia Corvales). Edición J. Corvales Zubilá.
Se considera que más del 21% de los andaluces sufre rinitis alérgica estacional. Debe tratar de evitarse su cronificación y la posibilidad de promover una rinitis medicamentosa. Como cada año y por unos meses, los antihistamínicos orales y los descongestionantes nasales serán los “medicamentos de moda”.

 
 
 
La rinitis alérgica estacional (fiebre del heno) afecta a más de un millón y medio de andaluces (más del 21 % de la población andaluza). El 70 % de los pacientes con rinitis alérgica presenta síntomas durante más de tres meses al año. La alergia al polen antes se vinculaba casi de forma exclusiva a los meses de marzo, abril y mayo- Ahora este periodo se ha extendido hasta ocho o nueve meses.

En cuatro de cada diez pacientes, tanto niños como adultos, la rinitis alérgica se prolonga todo el año, confundiendose con los síntomas del resfriado. Los alergenos responsables incluyen pólenes y esporas fúngicas. Además de la herencia, la contaminación parece constituir un importante factor en cuanto al aumento de la incidencia.
 
La rinitis alérgica perenne se produce cuando los síntomas están presentes todo el año y suele estar producida por ácaros del polvo doméstico, y epitelio y plumas de animales. Algunas personas con este tipo de fiebre del heno suelen presentar pólipos nasales y sinusitis.
 
Se estima que padecen la enfermedad sobre un 10% de los niños y sobre 20-30% de adolescentes y adultos. Frecuentemente es una de las enfermedades crónicas más prevalentes antes de los 20 años. Después de los cincuenta disminuye su frecuencia. Sin embargo, puede aparecer a cualquier edad.

SÍNTOMAS
Son más intensos por la mañana y por la noche. Los días calientes, secos y ventosos son más propensos a tener una gran cantidad de polen en el aire. En los días fríos, húmedos y lluviosos, la mayoría del polen se precipita al suelo. Por el contrario, los alérgicos a las esporas fúngicas empeoran sus síntomas con clima húmedo.
Ojos y nariz suelen ser los órganos más afectados:
Estornudos. La respuesta alérgica suele comenzar con estornudos y después con rinorrea, progresando a congestión nasal
Rinorrea. Las secreciones suelen ser transparantes y acuosas
Congestión nasal. La respuesta al alérgeno produce vasodilatación nasal resultando en congestión nasal. Una congestión severa puede dar lugar a cefalea y, ocasionalmente, a dolor de oídos
Prurito (picor) nasal. Ocurre con frecuencia. A veces se produce irritación en el techo de la boca.

Síntomas oculares. Los ojos pueden picar y estar llorosos. La irritación de la nariz probablemente contribuya también a los síntomas oculares por obstrucción del conducto lagrimal. También hay una respuesta inflamatoria local a los granos de polen.
 
Cuando aparecen síntomas como tirantez en el torax, sibilancias, dificultad respiratoria o tos, se aconseja su inmediata remisión al médico, ya que pueden suponer el inicio de un episodio de asma

 

TRATAMIENTO
La rinitis alérgica ha de ser tratada porque, al cronificarse, puede ocasionar sinusitis, otitis, o exacerbar el asma. Además, puede promover una rinitis medicamentosa por el uso indiscriminado de descongestionantes nasales

Antihistamínicos orales. Se estima que son eficaces en el 33-50% de los pacientes con rinitis alérgica estacional. Cuando existe marcada obstrucción nasal deben asociarse a  un descongestionante, por su escasa eficacia en este sentido.

Descongestionantes nasales, anticolinérgicos intranasales…etc.

Inmunoterapia con alérgenos. Consiste en la administración sistémica de  cantidades gradualmente crecientes de un extracto alergénico específico. Su finalidad es disminuir la reactividad del órgano diana y la sensibilidad celular, reduciendo así la gravedad de los síntomas y su duración. No existe consenso  sobre la indicación de esta terapia.
Para algunos autores debería reservarse para pacientes con rinoconjuntivitis que no puedan evitar el contacto con el alérgeno o que no respondan al tratamiento farmacológico. En estos casos habitualmente es necesario el uso simultáneo de medicamentos para completar el tratamiento con éxito.
Para otros autores, esta inmunoterapia y la evitación del alergeno serían las únicas modalidades terapéuticas que pueden modificar el curso natural de las enfermedades alérgicas. Para ellos cuando esta terapia se introduce al inicio de la enfermedad podría modificar su curso, impidiendo la progresión a enfermedades más graves (asma)

 
Bibliografia

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Libro blanco sobre el futuro de la Alergología e Inmunología Clínica en España en el horizonte del año 2005. Madrid:
Los síntomas en la farmacia. Jarpyo editores. 2002
Harrison. Manual de Medicina. Mcgraw-Hill-Interamericana. 2005

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